Esta semana se ha terminado el segundo trimestre, justo antes de las vacaciones de Semana Santa, y por lo tanto ha sido una semana de evaluación. Hace tiempo que intento hacer una evaluación coherente con mi manera de pensar y de hacer las cosas, y a veces eso choca un poco con la rutina y la tradición establecida dentro de los centros escolares.
En las escuelas cuando se habla de evaluación siempre pensamos en el alumnado, pero, ¿qué pasa con el profesorado? ¿se debe evaluar al maestro? ¿quién debe evaluar al maestro? Es evidente, sobre todo si estas en tu año de prácticas que la respuesta es si, la inspección, pero y más allá del año de prácticas, quién evalúa...
Bien, esto mismo me planteé al principio de curso, quería saber si iba por el buen camino, si las unidades didácticas eran acertadas, si el alumnado disfrutaba y aprendia con mis propuestas, y llegué a la conclusión de que debía elaborar una ficha con varias preguntas que me indicaran si el rumbo de mis clases de EF era correcto o no. La ficha en cuestión, que pasé después del primer trimestre al alumnado de 4º, 5º y 6º es la siguiente:
Saber que es lo que más o menos les había gustado, lo que habían aprendido o no, o que les gustaría trabajar y aprender, me sirvió enormemente a la hora de planificar el segundo trimestre, mucho más ajustado a las necesidades e inquietudes del alumnado. Creo que esta ficha ha sido una buena herramienta, aunque se puede mejorar, ya que de forma anónima el alumnado opina sobre la labor del maestro y le da pistas para mejorar su trabajo en el día a día. Como novedad para este segundo trimestre, he pasado la ficha a un formulario de google docs, haciendo de esta manera la evaluación del maestro un poco más ecológica...
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